Los niños diagnosticados con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) presentan una serie de características particulares, que hacen que su desarrollo, sus interacciones, su comunicación y su evolución, sean de una determinada manera.
Lógicamente, cada niño es diferente, pero conocer estas características básicas puede ayudarnos a saber cómo tratar a un niño con TDAH.
En este artículo, además de dar a conocer el perfil de un niño con TDAH, explicamos algunas pautas (y cómo aplicarlas) que nos ayudarán a relacionarnos con ellos/as, a mejorar su calidad de vida y a mejorar su autocontrol y su conducta, entre otros.
¿Cómo es un niño con TDAH? Síntomas
Antes de ofrecer algunas pautas sobre cómo tratar a un niño con TDAH, a fin de favorecer su desarrollo, facilitar su aprendizaje y la aparición de conductas apropiadas, mejorar su bienestar, fortalecer vínculos con él... Creemos importante hacer una breve “radiografía” de las características que pueden presentar los niños con TDAH.
Para ello, es importante entender que cada niño es un mundo, y que un diagnóstico no tiene por qué -ni debe- encasillarlo o etiquetarlo de ninguna manera.
Sí que es cierto, por otro lado, que el TDAH, como todos los trastornos, presenta una serie de síntomas característicos que se manifestarán de forma idiosincrática en cada niño. Los síntomas clave en el TDAH son tres: la hiperactividad, la impulsividad y la inatención.
Por su parte, el DSM-5 (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales) considera que el TDAH puede ser de tres tipos: con predominancia de la inatención, con predominancia de la hiperactividad o combinado (con predominancia de ambos tipos de síntomas).
1. Hiperactividad
Recordemos que existen el TDA (Trastorno por Déficit de Atención) y el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). En el caso de presentar hiperactividad, esto se traduce en una necesidad constante de moverse.
A menudo los padres hablan de sus hijos con TDAH como “niños que tienen un motor dentro, que nunca se apaga”. Es decir, haciendo alusión a este síntoma, se trata de niños movidos, inquietos, con dificultades para estar sentado o parar, etc.
2. Impulsividad
La impulsividad, otro síntoma clave en el TDAH, consiste, a grandes rasgos, en aquella incapacidad (o gran dificultad) para reflexionar antes de actuar. Así, son niños que actúan por impulsos, a los que les cuesta pensar las cosas antes de hacerlas o decirlas, con dificultades en esperar los turnos, impacientes, etc.
Lógicamente, todo esto se puede trabajar, y como el resto de síntomas, no se trata de algo que los defina ni los “catalogue” como tal de forma indefinida. Es, sencillamente, otra característica del TDAH. Muchas veces, a consecuencia de esa impulsividad y de esa dificultad para esperar, aparecen trastornos de conducta asociados al trastorno (o por algunas otras razones).
3. Inatención
La inatención, también presente en muchos casos de TDAH (concretamente, en los subtipos combinado e inatento), consiste en la dificultad para mantener la atención sostenida (concentración) durante un determinado período, hacia algún estímulo concreto.
Muchas veces aparece también un déficit en la atención selectiva (capacidad para cambiar el foco atencional), aunque lo que predomina es el déficit en atención sostenida.
4. Interferencia
Finalmente, para poder diagnosticarse un TDAH, es necesario que los síntomas anteriormente mencionados interfieran en la vida del niño, y que además, aparezcan en más de un contexto: por ejemplo en casa y la escuela.
Cómo tratar a un niño con TDAH
¿Cómo tratar a un niño con TDAH? Pues sí, con normalidad, pero si queremos adaptarnos a él, empatizar, entenderlo, potenciar sus aprendizajes y mejorar su calidad de vida, deberemos seguir una serie de pautas. Aquí os proponemos algunas (aunque existen más):
1. Trabajar el autocontrol
El autocontrol es una área dificultosa en los niños con TDAH, ya que, debido a su impulsividad, principalmente, presentan problemas en relación a la modulación de sus propias acciones. Es decir, les cuesta controlar sus actos de forma apropiada, y tienen dificultades para llegar a esa sensación de control interno tan necesaria muchas veces.
Así, una primera pauta sobre cómo tratar a un niño con TDAH es trabajando con él su autocontrol. ¿Cómo podemos hacerlo? Ya sea si somos profesores/as, educadores/as, psicólogo/as, padres y madres… aquí conocerás dos recursos.
1.1. La técnica de la tortuga
La primera herramienta que os proponemos es la técnica de la tortuga, que consiste en enseñarle al niño a responder delante de la palabra clave “tortuga” (encogiéndose, cerrando su cuerpo, poniendo la cabeza entre los brazos en una especie de cáscara imaginaria…).
Esto lo hará cuando se sienta agobiado, enfadado o amenazado, a fin de poder controlar sus emociones y sus impulsos ante estímulos ambientales, por ejemplo.
1.2. Entrenamiento en autoinstrucciones
Otra técnica útil para trabajar el autocontrol es a través de las autoinstrucciones, que implican ayudar al niño a que interiorice los siguientes pasos, antes de tomar una decisión:
PARO
PIENSO
ACTÚO
Podemos trabajarlo con imágenes o pictogramas, por ejemplo a través del símbolo del “STOP” (señal de tráfico).
2. Reforzar la conducta adecuada
Es importante, en relación a cómo tratar a un niño con TDAH, trabajar también en su conducta. Para ello existen diferentes estrategias. Una de ellas es reconocer, reforzar y recompensar sus conductas adecuadas, a fin de que éstas aumenten.
3. Aplicar técnicas de modificación de conducta
Más allá de reforzar las conductas adecuadas, podemos utilizar también diferentes técnicas de modificación de conducta, a fin de mejorar también sus conductas inadecuadas (reduciéndolas y sustituyéndolas por otras).
Esto lo podemos hacer a través de diferentes técnicas (ya sea en la escuela, en casa…), como son:
3.1. Tiempo fuera
Consiste en retirar al niño del contexto reforzante en el que se encuentra inmerso (por ejemplo el aula o el patio), para que “pierda” los reforzadores (que mantienen su conducta problema) temporalmente, y pueda reflexionar sobre su conducta inadecuada. Se recomienda aplicar un minuto de tiempo fuera, por cada año de edad del niño.
3.2. Coste de respuesta
Esta técnica implica que el niño pierda algún objeto reforzante para él (o una ficha, en el contexto de una economía de fichas), como consecuencia de una conducta inadecuada.
4. Evitar criticarlo delante de los demás
Parece bastante obvio, pero a veces no lo es. Otra pauta sobre cómo tratar a un niño con TDAH es la siguiente: no criticar su conducta, o hablar mal de ella, delante de los otros niños.
Es importante para no disminuir su autoestima y que no se sienta avergonzado, ya que muchas veces es algo que no pueden controlar, o simplemente no se les ha enseñado cómo actuar mejor de forma alternativa.
5. Evitar el uso excesivo del castigo
Muchas veces, el castigo sirve de poco, porque no enseña al niño conductas alternativas a la conducta inadecuada. Además, no es fácil encontrar un castigo realmente efectivo.
Es por ello que debemos evitar su uso con niños con TDAH, y reemplazarlo por: reforzar las conductas adecuadas, utilizar la sobrecorrección (que sí le enseña una conducta positiva al niño), etc.
6. Explicarle el comportamiento que se espera de él/ella
Otra pauta importante que podemos utilizar es la siguiente: explicarle al niño qué se espera de él, por ejemplo cuando está en casa y debe hacer determinadas tareas, o en la clase, el parque, etc.
Muchas veces, no lo hacen (o incluso actúan de forma indebida) precisamente por ignorancia, porque nadie les ha explicado explícitamente qué esperan de ellos/as, y no porque no quieran o no sepan.
7. Describir su conducta, evitando el verbo “ser”
Esto es importante no solo de cara a las interacciones con él/ella, sino también de cara a posibles informes escolares o psicológicos que debamos realizar sobre un niño con TDAH.
Así, lo ideal es describir su conducta (por ejemplo “su conducta ha sido inadecuada…”), y no describirlo a él/ella (por ejemplo “es un niño maleducado…”).