Cómo evitar los celos entre hermanos
¿Sabías que las rivalidades y los celos entre hermanos pueden conducir a la ansiedad, la depresión y la baja autoestima más tarde en la vida?
Un estudio realizado en la Universidad de Missouri evaluó la frecuencia y la intensidad de las disputas por celos que mantenían 145 pares de hermanos. Al cabo de un año, estos psicólogos descubrieron que los adolescentes que más celos sentían también reportaron mayores niveles de depresión y ansiedad, así como una baja autoestima.
Sin duda, los celos no son precisamente un sentimiento positivo. Y no es recomendable dejar que crezcan, sobre todo entre los hermanos, porque este tipo de situaciones van generando un aumento de la tensión que termina repercutiendo negativamente en el sistema familiar. Sin embargo, la tarea de los padres no es resolver los conflictos, sino mediar entre los hermanos, establecer reglas de convivencia en el hogar y, sobre todo, evitar en la medida de lo posible que surjan los celos.
Las causas de los celos entre hermanos
En la base de los celos se esconde el miedo, el niño teme perder el cariño o la atención de sus padres. De hecho, este sentimiento aparece cuando el pequeño siente que no es correspondido emocionalmente, o al menos no con la frecuencia y la intensidad que desearía.
Lo más usual es que sea el hermano mayor quien sienta celos por el hermano más pequeño. Esto se debe a que se siente “destronado”, lo cual es perfectamente comprensible, ya que hasta la llegada del bebé, no tenía que compartir el cariño y la atención de sus padres, por lo que ve al recién llegado como un competidor.
No obstante, también puede ocurrir que sea el hermano más pequeño quien sienta celos del mayor, o que aparezcan celos recíprocos. En estos casos, los celos suelen surgir porque el niño percibe que su hermano está siendo tratado con cierta deferencia, y piensa que las reglas de la casa son injustas.
En todo caso, debemos tener en cuenta que los celos son un sentimiento que todos podemos experimentar, en cualquier tipo de relación. Por tanto, los celos entre hermanos son, en última instancia, una señal del amor hacia los padres y son normales, a menos que sean excesivos o que el niño comience a mostrar cambios en su comportamiento.
De hecho, a raíz de los celos algunos niños pueden mostrarse agresivos e irritables, mientras otros se vuelven más retraídos y tristes. En los niños pequeños es común que se produzca una regresión a etapas anteriores del desarrollo, por lo que pueden perder destrezas que ya habían adquirido y volver a mojar la cama, retomar el uso del biberón y reclamar la presencia de los padres para dormir. En los niños mayores pueden aparecer rabietas sin motivos aparentes y un comportamiento desobediente y negativista.
¿Cómo preparar al niño cuando nace un hermano?
La llegada de un nuevo miembro cambia la dinámica familiar. Por una parte, la enriquece creando nuevos sistemas de relación pero, por otra parte, genera situaciones que pueden ser difíciles de manejar. Por eso, es importante que prepares a tu hijo con algunos meses de antelación para el nacimiento del bebé. Explícale cuáles serán los cambios que se avecinan, de manera que puedas reducir al máximo la incertidumbre. Aunque tampoco es conveniente que le agobies con mucha información, resalta los aspectos positivos.
Cuando el bebé llegue a casa, es recomendable que:
Para fomentar una buena acogida por parte de tu hijo o hija mayor al nuevo bebé le regaléis algo especial “de parte del hermanito que llega”.
Cuidéis el primer encuentro. La primera vez que el hermano vea al nuevo bebé es preferible que lo vea estando en la cuna, no en brazos de sus padres. Recuerda, que las primeras impresiones son importantes.
Incluyas al niño en las actividades de cuidado del bebé, para que no se sienta excluido. Quizás le haga ilusión ayudar a cuidar a su hermano, aunque esa “ayuda” implique que tardarás más en hacer las cosas.
Le recordéis cómo era de pequeño y cómo le cuidabais. Puedes mostrarle fotos y vídeos, para que comprenda que habéis hecho lo mismo con él.
Les recuerdes a las personas que os visitan que deben prestarle atención al niño mayor.
Le dediques tiempo de calidad y aproveches cualquier oportunidad para estar con tu hijo a solas, dedicándole toda tu atención. También es recomendable que intentes mantener sus rutinas, así la llegada del bebé representará un cambio menos brusco y le resultará más fácil aceptarlo.
¿Cómo actuar cuando hay conflictos entre los hermanos?
Lidiar con las peleas infantiles no es fácil, pero mientras antes tomes cartas en el asunto, mejor. No se trata de convertirte en juez y decidir quién tiene la razón y quién se equivoca, sino de asumir el rol de mediador. De hecho, se ha apreciado que la intervención de los padres, como si fueran un árbitro, puede causar daño emocional a largo plazo.
Por eso, no es conveniente que intervengas en todas las peleas infantiles, a menos que estas adquieran un matiz violento o agresivo. Siempre que sea posible, deja que los hermanos resuelvan sus diferencias entre ellos. De hecho, en muchas ocasiones no se trata de peleas propiamente dichas sino más bien de actos de reafirmación infantiles.
Cuando sea necesario actuar, espera a que los niños se calmen y explícales las consecuencias de sus acciones. Intenta asumir una actitud objetiva, escucha a ambos e intenta llegar al origen del conflicto. Deja que te cuenten, no des nada por supuesto. Valida sus emociones, eso no significa que valides su conducta si ha sido inadecuada. Luego, se trata de conducirlos a una solución en la que ambos puedan ganar.
Recuerda que asumir el rol del árbitro puede ser la solución más fácil, pero a largo plazo es perjudicial. Al contrario, cuando les enseñas a solucionar sus conflictos, también potencias sus habilidades sociales, que serán fundamentales en su vida adulta.
¿Cómo evitar los celos entre hermanos?
Jamás les compares. Cada niño es único, con sus características, necesidades y aspiraciones, por lo que no hay necesidad de colocarles etiquetas y, mucho menos, de compararles. Sin embargo, es necesario estar atentos porque a veces hacemos comparaciones sin darnos cuenta, como por ejemplo, cuando decimos: “el pequeño es más simpático, el mayor es más serio”. No lo decimos con mala intención pero observaciones de ese tipo pueden dar pie a los celos en el niño que se siente menospreciado.
Establece reglas en el hogar que faciliten la convivencia y respeten la privacidad de ambos niños. Así los pequeños comprenderán que los padres no tienen ningún favorito y que ambos deben respetar el espacio y los juguetes del hermano. De hecho, las principales causas de conflictos entre hermanos es la invasión del espacio personal y las peleas por las pertenencias.
No le relegues a un segundo plano. A veces, no es lo que haces, sino lo que dices. Y es que la forma de expresión de los padres tiene un impacto enorme en los niños y puede desatar los celos. Por ejemplo, si tu hijo te pide ayuda y en ese momento estás dando de comer al bebé no le digas: “no puedo porque estoy alimentando a tu hermano”, porque así se sentirá desplazado. En su lugar, dile: “enseguida te ayudo, en 10 minutos estaré contigo”.
Finalmente, si los celos ya han hecho su aparición, es importante que no le recrimines, porque de esta forma, además de sentirse celoso, el niño también se sentirá culpable. Se trata de normalizar los celos, para lo cual es necesario que no niegues su existencia ni intentes esconderlos, asúmelos como algo natural.
De esta forma el niño no se sentirá culpable, por lo que evitamos que crezca la tensión y su malestar. Habla con tu hijo sobre sus celos, sin reñirle o intentar imponerle que sea un buen hermano. Escucha sus temores e intenta tranquilizarlo.
Por supuesto, si consideras que los celos de tu hijo o hija son excesivos y os están haciendo sufrir a todos, puedes consultar con un psicólogo infantil, para que, con su ayuda, podáis reconducir la situación.