Cómo ayudar a una persona mayor que está triste
La tristeza forma parte de la vida y nadie escapa a ella. Sin embargo, hay etapas en las que es más fácil que nos inunde. Una de estas es la tercera edad, ese tiempo en el que comenzamos a ver la juventud como un horizonte lejano que va quedando poco a poco atrás. Muchos se preguntan cómo ayudar a una persona mayor que está triste y se siente atrapada por esta emoción, que se vuelve recurrente.
Hay varias razones para experimentar tristeza en la tercera edad. Como en la adolescencia, de pronto el cuerpo cambia y eso escapa a nuestro control. También cambia la relación con la familia y con el entorno social. Muchos dejan de trabajar regularmente en esta etapa y otros tienen que lidiar con el duelo por su pareja, amigos y sueños que probablemente ya no se van a realizar.
Ayudar a una persona mayor que está triste no es una intervención tan complicada como puede parecer en algunos casos. Es cierto que las limitaciones físicas son mayores, lo que restringe a su vez el abanico de posibilidades. Sin embargo, el margen suele ser amplio y caber en él alternativas, planes y proyectos que puedan ilusionar a la persona.
“El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza”.
-André Maurois-
Factores de riesgo para la depresión
La mejor forma de ayudar a una persona mayor en relación con la depresión es conociendo su nivel vulnerabilidad y apuntalando aquellos factores que puedan incrementar el riesgo de que la padezca. Pensemos que en este momento vital las pérdidas suelen ser frecuentes y las ganancias más excepcionales, al contrario de lo que sucede en la infancia.
Así mismo, hay otras circunstancias que podrían contribuir a incrementar el riesgo de caer en una depresión durante esta etapa de la vida. Estas son, principalmente:
El estado de salud. Si hay dificultades de salud, especialmente cuando son crónicas, el riesgo de depresión es mayor. Mucho más en los casos en los que están presentes enfermedades degenerativas o que implican dolor físico frecuente.
La personalidad. Alguien inseguro, o con baja autoestima es más proclive a dejarse llevar por la tristeza en la tercera edad.
La condición socioeconómica. La dependencia económica o la carencia de recursos en esta etapa genera mayor riesgo.
Vivir solo.
Tener una red de relaciones sociales escasa o nula.
Conociendo estos factores de riesgo, también se vislumbran las primeras pistas para saber cómo ayudar a una persona mayor que pueda estar triste. En principio, por tanto, lo importante es evaluar esos factores de riesgo, siempre con la persona interesada, y buscar medios para que no terminen en depresión.
Ayudar a una persona mayor que está triste
Ayudar a una persona mayor que está triste no es hacerse cargo de su tristeza. Lo que una persona deprimida necesita no es que “la adopten”, ni mucho menos que la compadezcan. Requiere de motivación, afecto, acompañamiento y apoyo. Pero, sobre todo, de respeto. Esto es, aceptar sus tiempos, sus decisiones, sus preferencias. Asesorando, animando, pero dejando que sea ella la que tome las decisiones. De esta manera, será más probable que cualquier cambio que se produzca se mantenga en el tiempo.
La ayuda, además de ser mejor cuando es inteligente y adaptada a la persona, también es más positiva cuando nace de la honestidad y el corazón. Cuando lo hacemos porque la persona nos importa y no para que, por ejemplo, nos deje de molestar.
Ahora, ¿qué puedes hacer para ayudar a una persona mayor que no se siente bien emocionalmente? Estas son algunas medidas puntuales:
-Intenta que ponga en cuestión los pensamientos negativos, de la misma manera que su estado de ánimo le induce a hacer lo propio con los positivos. Hazlo con afecto. Si te dice que siente que ya no puede hacer nada bien, pregúntale si podrías hacer algo para lograr que eso cambie. Si dice que nada le interesa, permítele que hable libremente sobre sus razones, sin confrontarlas.
-No permitas que pase el día sin hacer nada. Ayúdale para que encuentre pequeñas tareas productivas con las que pueda sentirse útil.
-Fomenta sentimientos positivos. Ayúdale a rememorar buenos momentos, logros, etc. Consulta su opinión y hazle saber que valoras su sabiduría y experiencia. Hazle sabe que su opinión para ti cuenta.
-Ofrécele estímulos para que encuentre actividades que le resulten gratificantes, por pequeñas que sean. Un paseo matutino, la lectura, la jardinería, cualquier actividad está bien.
-Ayúdale a estructurar una rutina. La tristeza y la depresión hacen que a veces se pase mucho tiempo en la cama, o demasiadas horas viendo televisión. Podemos sentarnos con ella y reorganizar juntos su horario. Eso sí, nosotros podemos proponer, pero será ella la que tendrá la última palabra. De otro modo, tendremos que hacer una labor de supervisión constante para que los cumpla.
Saber envejecer es proceso en el que suelen existir momentos emocionalmente complicados. Ganamos mucho cuando descubrimos que apoyar a aquellos que son más vulnerables también una manera de hacernos un bien a nosotros mismos. De llenar nuestra vida de significado y de darle mayor sentido a lo que somos.
*Nota: la tristeza, definida de forma estricta, es una emoción y como tal no puede prologarse mucho en el tiempo. En este artículo, con tristeza más bien nos referimos a un estado en el que predomina la melancolía, la desesperanza y la propia tristeza, más que a la emoción en sí.