Cómo Rechazar peticiones
Las personas que nos rodean intentan con frecuencia que hagamos cosas que no queremos hacer, utilizando diferentes métodos:
· Insistiéndonos una y otra vez
· ofreciéndonos muchas razones
· criticándonos o intentando que nos sintamos culpables por negarnos.
Muchos creen que, si siguen insistiendo, conseguirán que cedamos y acabemos haciendo lo que ellos quieren. Pero, si cedemos a sus deseos o manipulaciones porque somos poco asertivos para decirles que no y para mantener nuestra negativa, lo más probable es que después nos sintamos enfadados con la otra persona y con nosotros mismos.
Cuando otra persona te pide algo que no deseas, muchas veces se establece un diálogo muy poco asertivo: Tú le das excusas como: “Tengo mucho trabajo”, “No me encuentro bien”, etc., y la otra persona, responderá insistiendo, sin respetar tus deseos y sentimientos, para tratar de conseguir lo que quiere.
Por ejemplo; Si una amiga te pide que cuides a su hijo mientras ella se va de viaje y tú no quieres hacerlo, podría ignorar tu derecho a decirle que no e insistir diciéndote: “El niño te quiere tanto que le encantaría pasar unos días contigo y seguro que se porta muy bien y no te da trabajo”
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Cree que, algunas personas, en este tipo de situaciones, siempre acaban haciendo lo que les piden (aunque no quieran hacerlo) porque se sienten culpables de decir que no, y porque creen (irracionalmente) que necesitarán a toda costa la aprobación de los demás y que “sería terrible que se molestasen con ellas”. Pero ser capaz de rechazar peticiones con naturalidad y sin sentirnos culpables por ello es un aspecto importante de la asertividad y de las habilidades sociales, ya que, es necesario para:
· Poner en práctica tus derechos asertivos de: Ser tu propio juez.
· Tener seguridad en ti mismo y mantener una autoestima incondicional.
· Sentirte responsable de tomar tus propias decisiones.
· Defenderte de las otras personas que pretenden utilizarte sin respetar tus derechos y sentimientos.
· No dejarte llevar por quienes te empujan a hacer algo que no deseas o que te puede perjudicar, como: Fumar, comer o beber más de la cuenta, gastar una broma pesada a alguien, etc.
· No enfadarte con quien te empujó a hacer lo que no querías, por no atreverte a decirle que no.
· No sentirte mal contigo mismo por haber cedido en contra de tus deseos.
· No implicarte en situaciones en las que te sentirías mal.
· Reconocer y aceptar ese mismo derecho (a rechazar tus peticiones) en los demás.
Inhibición, agresividad y asertividad al rechazar peticiones:
Las personas que mantienen una actitud inhibida tienen problemas para rechazar las peticiones que les plantean los demás y, aunque no lo deseen, tienden a acceder a ellas o a ofrecer excusas inadecuadas, cuando la realidad es que no desean hacerlo.
Por el contrario, hay personas que pueden mostrarse innecesariamente despectivas, agresivas u hostiles al rechazar peticiones. Estas actitudes pueden transmitirse también a través del lenguaje no verbal, sobre todo cuando pensamos y sentimos de forma no asertiva.
En cambio, las personas asertivas son capaces de rechazar peticiones sin sentirse incómodas y de forma que quien les hizo la petición tampoco se sienta mal. Así se minimiza la probabilidad de que la relación con la otra persona se deteriore.
Para rechazar peticiones de forma asertiva, lo primero que hay que hacer es creer que tenemos derecho a decir que “no” cuando nos hacen peticiones poco razonables o cuando nos piden algo que no deseamos llevar a cabo por otros motivos.
Las personas que no se atreven a rechazar peticiones se hallan en un conflicto permanente entre sus deseos naturales y sus creencias irracionales, no asertivas. Pero afortunadamente puede aprenderse a ser asertivo y a rechazar peticiones sin sentirse mal por ello.
Pensamientos que dificultan la asertividad al rechazar peticiones:
El primer paso para conseguirlo, es darse cuenta de que tienen ese problema. Otro paso es, detectar las ideas irracionales que les impiden ejercer ese derecho asertivo y aprender a modificarlas, sustituyéndolas por ideas más racionales y asertivas.
Una vez más, al rechazar peticiones, los principales pensamientos o actitudes que nos impiden ser asertivos son: Las exigencias, el catastrofismo y la racionalización. Por ejemplo:
· Exigencias hacia ti mismo y hacia los demás: “No debo rechazar sus peticiones”, “Un amigo de verdad, no puede negarse a lo que le pide el otro”, “Él no debería pedirme eso”.
· Catastrofismo: “Si rechazo su petición, se enfadará y me quedaré sólo”, “No podría soportar que se enfadara conmigo”, “Si le digo que no, se sentirá fatal por mi culpa”.
· Racionalización (minimizar tus legítimos derechos y preferencias): “No me importa hacer lo que me pide (cuando en realidad preferirías no hacerlo).
Muchas personas que tienen dificultades para rechazar peticiones parecen creer (irracionalmente) que el otro es demasiado débil para aceptar una negativa o que es imposible mantener una relación sin estar siempre de acuerdo.
Cuando pensamos en alguna de esas formas irracionales, es frecuente que no expresemos nuestros verdaderos deseos y que demos excusas poco creíbles, en un intento de evitar, que la persona a la que decimos que no, pueda molestarse. Todo ello puede crearnos emociones negativas y problemas con los demás.
Por el contrario, las relaciones se vuelven más fáciles y nos sentimos mucho mejor si aprendemos a manifestar asertivamente nuestros verdaderos deseos diciendo: “No, hoy no me apetece salir a cenar, quedamos otro día”.
En realidad las personas asertivas son más respetadas y gustan más a los demás. Y quienes no son capaces de rechazar peticiones con naturalidad tienden a suscitar desprecio y suelen atraer a personas desaprensivas, dispuestas a aprovecharse de su falta de asertividad.
Cómo rechazar peticiones de forma asertiva
Al rechazar peticiones conviene tener en cuenta lo siguiente:
Antes de responder, analizar la situación:
Antes de rechazar una petición, conviene que nos aseguremos bien de que la hemos entendido adecuadamente y, en caso contrario, pedir que nos la clarifiquen hasta que la entendamos. En ocasiones, es útil usar la reformulación diciendo: “¿Me pides que me quede con tu hijo todo el fin de semana?”
Después, piensa si quieres acceder o no. Para ello, a veces hay que analizar las repercusiones que pueda haber, en tus objetivos a corto y largo plazo, el acceder a la petición o rechazarla. Si no estás seguro de tu respuesta puedes exponerlo, pedir aclaraciones o solicitar un tiempo para pensártelo, tras el cual, harías saber a esa persona la decisión que has tomado.
Recuerda que tú eres tu propio juez y que, por tanto, eres tú quien decide. Esto te llevará a no aceptar aquello que realmente no quieres y a no enfadarte con los demás cuando te pidan algo que no deseas hacer.
No hay que excederse al rechazar las peticiones que nos hacen los demás, ya que, podemos crear reacciones negativas en ellos, como inhibir sus iniciativas, estar resentidos con nosotros, etc.
Por supuesto, cuando la petición de la otra persona no esté en contra de nuestros deseos o intereses, suele ser conveniente que accedamos a ella. Como cualquier derecho asertivo, decir que no, es un derecho, no una obligación.
Expresar la negativa de forma clara, breve y amable:
Muchas personas se sienten incómodas cuando han de responder a una solicitud diciendo que no, y eso les lleva a dar demasiadas explicaciones o a ser poco claras. Pero es mucho mejor usar expresiones claras y firmes como: “Si”, “No”, “Lo he decidido”, etc.
Si quieres acceder sólo bajo determinadas condiciones, conviene aclararlo. Por ejemplo:”Puedo prestarte mi ordenador, cuando no lo necesite”, o “Puedo trabajar por ti mañana, siempre que me lo cambies por otro día”, etc.
Rechazar ciertas peticiones, conlleva la posibilidad de que la otra persona se sienta herida. Por tanto, siempre que te interese mantener una buena relación con ella, debes procurar ser amable al rechazarla.
En ocasiones, será mejor dar explicaciones de por qué no accedemos a una petición o expresar nuestros sentimientos, diciendo: “Tengo cosas que hacer”, “Me sentiría mal si hiciera lo que me pides”, “Me gustaría decirte que sí, pero me viene fatal”, etc.
También podemos utilizar la empatía, reformulando su petición y coincidiendo en lo posible con sus argumentos o con su derecho a verlo así. Por ejemplo: “Comprendo que te gustaría mucho que te prestara mi coche, pero….”.
Usar la técnica del sándwich:
Una forma amable de rechazar peticiones es utilizar esta técnica. Consiste en expresar algo positivo inmediatamente antes y después de emitir el mensaje al que acompaña. Se usa para “suavizar” mensajes que pueden resultar molestos al interlocutor. En este contexto se aplica antes y después de rechazar la petición. Por ejemplo:
Si tu jefe te insiste en que le hagas todo el trabajo, y no tienes tiempo para hacerlo, puedes responderle: “Me gustaría poder atender su demanda, pero tengo demasiado trabajo para hacerlo todo hoy mismo, pero en la medida de lo posible intentaré agilizarlo, si esto es muy urgente, puedo hacerlo ahora y dejar esto para mañana”.
Si un amigo te invita a cenar y no desea ir, puedes decirle: “Gracias por invitarme. Hoy no me viene bien, pero podemos quedar otro día”.
Qué hacer si, a pesar de expresar claramente tu negativa, el otro sigue insistiendo:
Si la otra persona no se conforma e intenta persuadirte, suele recomendarse que le ofrezcas razones, pero no excusas. Las excusas deben evitarse, en lo posible, porque interfieren con una comunicación más auténtica y con la expresión y defensa de nuestros derechos asertivos. Además, el otro puede darse cuenta de que le mientes y eso puede llevarlo a desconfiar de ti o a perderte el respeto.
Si a pesar de decirle claramente que no deseas acceder a su petición, la otra persona sigue insistiendo, puedes elegir entre varias opciones:
· Decir simplemente que no (puedes dar explicaciones, pero no estás obligado a hacerlo).
· Reexaminar el problema y, si lo crees adecuado, buscar un acuerdo o negociación.
· Expresarle tu postura con firmeza diciéndole: “No quiero hacerlo, así que te agradeceré que no insistas”.
· Permanecer en silencio, ignorándole, o pasar a considerar otros asuntos.
· Usar la técnica del “disco rayado”.
Usar la técnica del disco rayado para ser persistentes al rechazar peticiones:
Esta técnica, consiste en repetir el mismo argumento, una y otra vez, sin perder la calma.
Esto puede ayudarnos a ser persistentes y a seguir diciendo lo que queremos, sin ponernos nerviosos ni mostrarnos hostiles, pero sin dejarnos manipular por la persona que insiste en que hagamos algo que no deseamos hacer.
Por ejemplo: Si alguien se empeña en que le compremos lotería y no deseamos hacerlo, podemos limitarnos a repetir que no queremos comprar, sin enfadarnos y sin ceder. De esta forma se extinguen las manipulaciones del interlocutor y no caemos en la trampa de sentir la necesidad de justificarnos, ni de convencer al otro con nuevos argumentos o razones.
Suele recomendarse utilizar esta técnica para rechazar peticiones con personas cuya relación no nos interesa demasiado, pero usarla con cautela cuando queremos cuidar la relación.
En muchas ocasiones, es mejor combinar el “disco rayado” con la empatía: Mostrándonos de acuerdo con el punto de vista del otro o con su derecho a hacernos la petición, pero sin ceder, y repitiendo a continuación el “disco rayado”. Por ejemplo: el cliente que te hace cualquier petición, en la que tú no tienes obligación de hacerla o el protocolo de tu empresa no lo permite. En este caso se podría decir: “Entiendo su problema pero no me está permitido acceder a su petición…. (seguir, con el “disco rayado”) o: Si bien, puedo recomendarle a alguien (o algún otro lugar), donde le pueden ayudar”.
También se puede combinar con la expresión de sentimientos positivos diciendo: “Sabes que te aprecio mucho y que me sabe mal decirte que no, pero….(y seguir con el “disco rayado”).
EJERCICIOS
Haz una lista de peticiones que te gustaría realizar a otras personas, procurando que sean cosas que puedan enriquecer tu vida y que no sueles pedir por la incomodidad que te supone hacerlo, por temores irracionales (a que te digan que no) o porque no sabes cómo hacer la petición. Anota también aquellas situaciones en las que te gustaría, pero te resulta difícil rechazar peticiones.
Elige una situación de tu vida diaria en la que te gustaría formular una petición y hazte un guión de cómo llevarla a cabo. Para ello, puedes ayudarte leyendo el apartado; Cómo hacer peticiones de forma asertiva. Después revísala y observa aquellos aspectos que puedes mejorar.
Después de hacerte un guión de cómo llevar a cabo tu petición y de revisarlo. Haz la petición en la vida real, y anota cómo responde la otra persona.
Utiliza la “técnica del disco rayado” para insistir al hacer alguna petición:
(ejercicios, 2 y 3)
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Piensa en una situación en la que te hacen una petición a la que no quieres acceder. Tanto si la persona no te interesa demasiado, como si la persona te interesa y quieres conservar la relación.
Haz un guión de cómo podrías utilizar la técnica del sándwich para decir que no, en algunas situaciones.
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