Dicen que hay heridas del alma que se abren durante la infancia, nunca curan y puede que tuvieran razón en un pasado, cuando la terapia infantil aún estaba en su etapa larvaria. Por suerte, el siglo XXI ha traído consigo toda clase de herramientas que permiten la detección precoz de trastornos de conducta, trastornos o enfermedades mentales. Este indudable avance conlleva una mejora de la calidad de vida de muchos niños que no tendrán que lidiar con su pasado cuando sean adultos ya que podrán afrontarlo “in situ”. Estos son los diez casos en los que la terapia infantil se hace indispensable. Esperamos que te sean de ayuda.
La terapia infantil, 10 casos en los que se hace indispensable
El tratamiento terapéutico que se ha impuesto en los últimos años ha sido la terapia cognitiva y, en el caso de los más pequeños, debe combinarse con los recursos existentes de medición (tests,…etc).
1.- Trastornos de conducta
Normalmente, un elemento estresante puede desencadenar una conducta desafiante, agresiva o regresiva. Es el caso de una mudanza o del nacimiento de un hermano. No obstante, si esta situación se prolonga demasiado en el tiempo es posible que el niño padezca de trastornos de conducta.
Síntomas: Estamos ante un caso de trastorno de conducta cuando las rabietas son frecuentes, la actitud agresiva es constante, se empieza a amenazar o a dañar a animales, se bebe o se fuma a edades muy tempranas, absentismo escolar o se desafía a cualquier figura de autoridad.
2.- TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad
Hace unos 20 años este trastorno era tan desconocido por los padres como temidas sus consecuencias. Los niños que, por aquel entonces, padecían de TDAH eran tachados, simplemente, de hiperactivos sin tener en cuenta que la falta de atención y la impulsividad eran, realmente, los factores fundamentales de este trastorno.
Síntomas: inmadurez emocional, rabietas y actitud problemática con otros niños, poco predispuesto hacia el juego social, dificultad para aprender números, colores y letras, preferencia de las actividades deportivas sobre las educativas.
*Los síntomas dependen de la edad del menor. Especialmente resulta difícil de determinar antes de los 7 años de edad.
3.- Déficit de habilidades sociales
Más allá de los déficits ocasionados por otros trastornos como el TEA (asperger o trastorno de espectro autista) lo cierto es que la falta de habilidades sociales puede ser una carencia reversible completamente en la niñez. Muchos niños no crecen con las mismas aptitudes o sus primeras experiencias sociales no resultan lo suficientemente agradables. Es por ello que la detección precoz de este déficit puede ser la clave para prevenir problemas de sociabilidad en el futuro.
Síntomas: Introversión, evitación, agresividad injustificada, ansiedad, depresión.
4.- Trastorno del aprendizaje
Los trastornos del aprendizaje incluyen un amplio espectro de problemas que pueden surgir durante el proceso lectivo. Ya hemos mencionado uno de ellos (TDAH) pero estos suelen asociarse a la dislexia o disgrafía. Estos dos trastornos son, actualmente, más fáciles de diagnosticar y, a menudo, es el orientador escolar quién detecta el trastorno. Después de esto, la terapia infantil puede dar muy buenos resultados – mejores cuanto más temprana sea la intervención -.
5.- Depresión infantil
En algunos países la depresión infantil ya es la principal causa de enfermedad psicológica por la que los padres solicitan terapia infantil para sus hijos. No se quedan atrás los países europeos que registran cada año nuevos casos de depresión a edades cada vez más tempranas.
Síntomas: pérdida de interés, ideas autodestructivas (más común en adolescentes pero también en niños), alteración del sueño, incapacidad para concentrarse, falta de energía, humor depresivo, reproches hacia los padres.
6.- Ansiedad infantil
Es diferente a la depresión pero, realmente, suele ser la antesala y suele presentarse comorbilidad. Los niños que padecen ansiedad suelen tener pensamientos depresivos unidos a otros síntomas propios de la ansiedad.
Síntomas: Creencias de que algo malo les va a ocurrir a sus padres, temor profundo a determinadas situaciones, respuestas psicosomáticas a estímulos aparentemente normales.
7.- Trastornos de eliminación
Estos trastornos suelen tener una raíz psicológica. Mientras que en algunos casos el niño es incapaz de retener la orina y las heces desde el nacimiento. En otros – en la mayoría – se da una regresión a otras etapas del desarrollo. Las causas son múltiples y van desde el incorrecto aprendizaje hasta el uso de pañales hasta etapas del desarrollo avanzadas (3-4 años) y, por ende, la ausencia de recursos adecuados.
8.- Trastornos de alimentación en la infancia
Los trastornos de alimentación eran un asunto de la pubertad y de la adolescencia hasta hace apenas una década. Actualmente, la edad de determinados trastornos como la obesidad, la anorexia o la bulimia es mucho más precoz. El factor psicológico es tan importante de determinar que la terapia para niños con problemas de alimentación se hace imprescindible para prevenir que se conviertan en enfermedades crónicas.
Síntomas: Curiosamente, tanto en el caso de la obesidad infantil como en el caso de la anorexia y la bulimia hay un factor común: ansiedad. La gran diferencia es que la ansiedad es gestionada de diferente manera en unos y otros casos.
9.- Problemas en la escuela
El monstruo del bullying, las exigencias de la educación reglada y muchos otros factores determinan un entorno que el niño puede percibir como hostil. A menudo los problemas en la escuela desencadenan trastornos de ansiedad y depresión.
10.- Trastornos del sueño infantil
Desde los terrores nocturnos hasta el sonambulismo o el somniloquio pueden ser tratados con terapia para niños.
Cómo deben ser las terapias con niños
Los más pequeños se comunican de una manera muy diferente a como lo hacen los mayores y, mientras los adultos responden bien a las terapias cognitivo conductuales, las terapias para niños deben ser, además, amenas, de corta duración y se debe hacer uso de los juegos para descubrir qué es lo que le pasa al niño por la cabeza.
Instrumentos proyectivos: Uno de los más conocidos es el test del árbol. Actualmente, solo tienen validez para los más pequeños ya que los adultos pueden falsearlos más fácilmente. La interpretación de las representaciones del dibujo ayuda a que el psicólogo conozca las fortalezas y debilidades del entorno del niño y también sus miedos e inseguridades. Es un arma que suele funcionar, especialmente antes de los 10 años.
Sea como sea, los trastornos infantiles deben recibir terapia para niños con el propósito, entre otros, de que la calidad de vida del menor sea óptima durante esta etapa de su vida en la que, ante todo, tienen que ser lo que son: niños.