Sugerencias a los padres de niños con miedos
-Ser comprensivos y tranquilizadores, no angustiarse a la par del niño.
-No amenazar al niño con enfrentarlo al objeto o situación que produce miedo. Jamás arrojarlo a enfrentar el conflicto cuando el pequeño se angustia. Esto no significa que el niño no tenga que exponerse a lo que le genera miedo o ansiedad, si se evita el miedo, se aparca el tema y nunca se crean estrategias para superarlo.
-Una forma muy eficaz de actuar es mediante el modelado. Uno de los padres puede efectuar la conducta temida (por ejemplo estar en la habitación a oscuras) para enseñar al niño que no sucede nada. No obstante, el modelado es más eficaz cuando el modelo es de la misma edad del niño.
-Evitar siempre ridiculizar al niño por sus miedos, en especial, delante de sus compañeros. No reírse de él, no castigar ni sermonear. La atención debe estar dirigida a las posibles soluciones no a las consecuencias punitivas.
-Evitar el visionado de películas, juegos o actividades que comporten violencia, miedo o terror. Procurar que las personas de su entorno no lancen mensajes amenazadores (si no comes llamaré a....; si no te portas bien se lo diré a.....). No se trata de aislar o sobreproteger al niño. Hasta cierto punto el niño debe ir integrando las diferentes emociones y el miedo forma parte natural de nuestra vida desde el inicio. No obstante, siempre será de gran ayuda que estas emociones estén reguladas por el consejo y el acompañamiento de los padres.
-Puede resultar también útil, según el caso, la introducción de alguna técnica de relajación.
-Cuando los miedos son más severos, persistentes y alteran significativamente el funcionamiento del niño en su entorno familiar, escolar o social, podemos encontrarnos con trastornos que ya no formarían parte del ciclo evolutivo “normal” sino que deberían ser objeto de tratamiento especializado (fobias específicas, trastornos de ansiedad u otros). Ante cualquier duda consulte con un profesional de la salud.
-La clave para desmontar el miedo no es huir de él o evitar aquello que da miedo. Se aconseja una exposición al miedo de forma paulatina.
-Ofrecer al niño una visión positiva del mundo. Hay que enseñarle a no preocuparse excesivamente por la cosas y a encontrar soluciones a los problemas que surjan.
-Mucho humor. Un buen antídoto contra el miedo es transformar aspectos aterradores en características graciosas mediante bromas.